Desnudos bajo la luz (articulo)
INSTITUTO DE LITERATURA Y LINGÜÍSTICA “JOSÉ ANTONIO PORTUONDO VALDOR”
Curso de Posgrado: “Los nuevos paradigmas de la literatura histórica en Cuba: 1991- 2011”
Profesores: Dr. C. Emmanuel Tornes
M Sc Ileana Mendoza Ferraz
“DESNUDOS BAJO LA LUZ” EN LA LITERATURA HISTÓRICA ACTUAL CUBANA
M Sc José Ramón Barbón Hernández
Lic. Andrés Rodríguez Hernández.
La Habana 2014
Introducción
La necesidad de mostrar el desarrollo de la novelística histórica actual en Cuba, nos llevó a este trabajo; donde explicamos porqué consideramos que la novela “Desnudos bajo la luz”, premio testimonio del concurso Luis Rogelio Nogueras 2011 de la autora Nieves Cárdenas López (Sancti Spíritus, 1954), se ubica dentro de este género. Género que aunque muchos consideran propio de los países del primer mundo, llegó a Latinoamérica para quedarse. Sobran ejemplos que lo confirman, ahí están las obras; y podemos decir con seguridad, que Cuba ocupa un lugar destacado.
Antes de comenzar, me gustaría plantear la definición de novela histórica actual dada en el curso: Es aquella capaz de recrear en su interior, desde una óptica actual y democratizadora, tanto el pasado histórico o intrahistórico, como también las incidencias próximas al tiempo del novelista en cualquiera de los ámbitos de la sociedad objetos de atención: individuo, familia o evento; seleccionados estos a partir de su relieve o dimensión histórica, por la conciencia del “personaje historiador” o del narrador autoral historiador; aunque, lo que se cuente comprenda el marco de lo público o lo privado.
No debemos olvidar que esta novelística es capaz, sin que sea una limitante de su carácter histórico, de apelar a diversos géneros entre los que se cuentan: la epístola, el testimonio y otros; además de hacer uso del imaginario popular y trabajar lo mágico, lo maravilloso, lo mítico, lo fantástico, lo absurdo, lo hiperbólico y lo grotesco.
Si vamos a la novela objeto de nuestro estudio, debemos plantear los elementos por los que la consideramos novela posmoderna o del cambio en Cuba. En ella hay una fuerte dosis de humanismo, metaficción histórica, intertextualidad; utiliza géneros como el testimonio y la epístola; se apoya, en lo mágico existente en el imaginario popular cubano. Se narra desde el punto de vista del subalterno, en este caso una mujer, por lo que pone en alto el papel de la fémina en la sociedad.
En este trabajo abordaremos algunos de los aspectos antes planteados, pues por limitantes del curso debemos circunscribirlo a diez cuartillas. Comenzaremos con la metaficción histórica, presente desde el comienzo de la novela. Donde mediante un aparente e ingenuo relato, Victoria la protagonista, nos narra acontecimientos y modos de vida que muestran las interioridades de dos familias cubanas, a las que une el hecho de estar ligadas por lazos más o menos fuertes, a un miembro del triunfante ejército rebelde. Cuando analizamos esto, descubrimos: racismo, doble moral, oportunismo, cosas que por mucho tiempo nos negamos a creer que pudieran convivir en la mente de un revolucionario, y mucho menos en el sentir de un miembro del Partido Comunista. Esto nos muestra un claro cuestionamiento de la historia oficial, donde las máculas no podían existir o eran borradas con tanta rapidez para que pareciera que nunca ocurrieron; otro ejemplo de doble moral. Pero todo no queda ahí, pues al analizar la vida de estas familias, nos damos cuenta que hay algo más amplio que nos toca a todos los cubanos y me atrevo a decir que atraviesa las fronteras de la patria. Estoy seguro que los lectores verán reflejada su vida o parte de ella en las páginas del libro, lo que da una mayor trascendencia a la novela y la hace universal. Digo esto, porque aunque hablamos de Periodo Especial en Cuba, son muchos los países que han sufrido crisis. Para enumerar algunos, podemos empezar por Estados Unidos y la Gran Depresión ocurrida a principios del siglo pasado, en la que la Ley Seca desencadenó el enriquecimiento de más de un marginal; pero no nos quedemos ahí, pensemos en la caída del campo socialista con el consabido enriquecimiento para los picaros y oportunista, y en la crisis de España que parece no tener fin. Situaciones que a pesar de las distancias y diferencias ideológicas, se hermanan en lo común: prohibiciones en ocasiones desmedidas dan lugar a escasez, surge el acaparamiento y beneficio de los inescrupulosos, que no siempre podemos enmarcar entre los marginales. Disminución del poder adquisitivo por el aumento de precio de los productos, muchas veces por políticas de gobierno, malos manejos de las finanzas del país e inversiones innecesarias. Esas y muchas otras, forman un rosario difícil de enumerar. Pero no nos detengamos, si vamos al nombre Victoria que nos acompaña durante toda la narración por ser el de la protagonista, nos viene a la mente el travestismo. Digo esto, pues sus diversas lectura nos hacen vivir a través de las vicisitudes de las familias y el actuar de los miembros, lo que nos obliga a recapacitar; no sobre un nombre puesto en medio de la efervescencia revolucionaria de un padre, por el contrario, reflexionamos en lo que puede ser considerado victoria para cada uno de los integrantes del conglomerado familiar. Veamos a Fernando, el esposo, ingeniero formado por la Revolución que luego de ser vapuleado por los avatares del Período Especial, decide emigrar sin importarle dejar detrás hijos y mujer, y navega en busca de su victoria; María Luisa, madre de Victoria, dependiente completamente del marido y seguidora de sus más díscolas ideas, quien al ser abandonada, pasado los primeros momentos de rabia decide comenzar una nueva vida, en la que busca como consuelo el placer de un hombre joven; Canda, la abuela mestiza, ahora convertida en madrina y siempre acompañada de su Elegguá, ha logrado por fin ser miembro del Partido Comunista de Cuba y en la religión afrocubana encuentra la solución a los problemas de la familia y los ahijados; Joaquín, el padre, ejemplo de doble moral, cuyo mayor anhelo en su carrera de dirigente es escalar y complacer a los jefes. El punto culminante en su actuar, llega en el momento que le prohíbe a la hija traer de nuevo a la casa a la niña negra. Me permito reproducir esta parte del texto, pues a mi entender en ella se resumen las características de este hombre:
-Ya diste el paso al frente, que no se te ocurra volver a traerla.
Estas palabras dicen mucho del que las pronuncia, sobre todo al saber que es un dirigente de la revolución. No por gusto Victoria al reflexionar sobre lo dicho, expresa lo siguiente:
Los ojos se me nublaron, el corazón latió apresurado, luego tan despacio que parecía detenido. ¿Y papá?, que me puso Victoria en honor a la epopeya histórica que nos libró del racismo y la discriminación y me obligaba a ir a la Plaza de la Revolución repitiendo consignas y lemas revolucionarios.
Hay aquí un grito de vergüenza, de rebeldía ante los que predican y no precisamente con el ejemplo, algo que por desgracia parece un mal de nuestro tiempo. Ya en ese momento el carácter de Victoria se ha formado, de tal forma que rechaza el actuar del padre, algo que la acompañará durante el resto de la vida y que le sirve para adoptar nuevas actitudes.
Rotas las esperanzas de trabajar en una firma mixta, a pesar de tener los conocimientos para el cargo que pretende, por el hecho de no haber estudiado la carrera adecuada, se ve frustrada y se siente acabada. En medio de ese desamparo sale a la calle y camina sin rumbo, reniega del país que no le permite realizar sus sueños por no poseer el certificado apropiado a pesar de tener los conocimientos. Piensa en Fernando y se arrepiente de no haberlo seguido. Una algarabía la saca de su enajenación, se ve rodeada por un tumulto que grita consignas y se deja llevar. Se acerca a un hombre que lleva una bandera y al concluir la manifestación terminan abrazados. El nombre del desconocido es Octavio, la tabla de salvación que le permite sobrevivir en el pantano que se ha convertido su vida. De allí van a la cama y nace una relación que a pesar de lo precoz se afianza, lo que le lleva a encontrar el camino que la conduce a su victoria, la realización de uno de sus ideales; terminar esta su novela, que aunque llama “Plomo y Estaño”, sabemos que no es otro que el texto objeto de nuestro estudio, “Desnudos bajo la luz”. Una vez más se pone de manifiesto en las páginas del libro, la fuerza de la mujer cubana. Capaz de soportar las más grandes vicisitudes y renacer de las cenizas como el ave Fénix.
También vemos reflejadas en las páginas del libro, la solidaridad de los cubanos tan aclamada en los discursos políticos y los medios de difusión. Solidaridad que no niego se cumpla en las misiones internacionalista, pues hay claros ejemplos; aunque ahora se paguen las misiones, cosa muy necesaria pues los cubanos tenemos necesidades; sin embargo, cuando miramos hacia dentro con el telescopio como dice el dúo Buena Fe, encontramos que dentro de Cuba la solidaridad desapareció con la caída del campo socialista. La lucha del cubano por la supervivencia, nos llevó a un sálvese quien pueda; y aunque hay excepciones, cada cual trata de sobrevivir. El maestro quiere regalos, el bodeguero usa pitusas de esos que valen treinta pesos, hablo de convertibles de los que llevan más de veinte años conviviendo con nuestra moneda, el carnicero tiene una moto y los inspectores le hacen la vida imposible a los cuentapropistas. Lo anterior no forma parte de la historia oficial, pero se puede descubrir en la vida diaria. Podemos seguir pero sería más de lo mismo, consideramos que con lo dicho hasta ahora queda demostrada la metaficción histórica existente en la novela.
Continuemos con otros de los elementos que la señalan como novela del cambio en Cuba, la variedad de géneros. No cuesta mucho trabajo al lector avezado, darse cuenta de que mediante el testimonio y la epístola, géneros muy presentes en la novela, la autora nos lleva poco a poco de la mano por los caminos que surgen con el triunfo de la Revolución, los éxitos y los fracasos. Las cartas a Fernando, nos sirven para conocer las interioridades y preocupaciones de Victoria. Vemos un amor que surge en la beca, cuando apenas eran niños, subsiste en la secundaria y en el preuniversitario, viaja a Rusia y resiste la separación por el servicio social; sin embargo, el Periodo Especial que ha cambiado muchas cosas, lo estremece, lo mueve y convierte en amistad. Puede parecer bello, pero en realidad es doloroso.
La acertada utilización de la primera persona en la novela, nos proporciona la intimidad para sentirnos dentro de ella. Nos identificamos, vivimos cada una de sus aventuras, lloramos y reímos; brota el humanismo. Victoria nos permite ver las cosas desde su punto de vista, el de un ser vapuleado por la vida a pesar de venir de una familia con buen nivel social; no son burgueses, pues esta clase también ha sido desterrada de la historia actual de Cuba. El padre es un dirigente que aunque no se enriquece con el trabajo del proletariado, vive de las gratuidades y privilegios que le ofrece el cargo; cosas que obtiene, gracias a la labor del pueblo. Pueden haber semejanzas, pero no es lo mismo; bueno, eso dicen algunos políticos. Otras de las cosas que logra la autora al hacer uso de la primera persona, es evitar una visión permeada por la omnisciencia de la tercera que nos podría parecer autosuficiencia y hacer mella en la verosimilitud del relato. Victoria nos cuenta sus vivencias, aquellas cosas que llegan a través de amigos y familiares, no da opiniones, solo reflexiona sobre los acontecimientos y trata de encauzar su vida. Las cartas a Fernando, nos acercan al interior de la protagonista. Mediante ellas accedemos a sus pensamientos, lo que nos permite conocer, inquietudes, anhelos, ambiciones, fracasos. Le cuenta al esposo lo que sucede con ella y las niñas, para de esa forma mantener vivos los lazos de familia ahora disminuidos por el mar y la distancia. En las primeras misivas busca acercarse, de tal forma que constantemente le recuerda sus deseos de que las reclame para poder continuar la vida juntos. Vemos en ese momento a una mujer que sola y abandonada por su amor, trata de criar a las hijas y no de la forma que hicieron con ella. Becarlas no es la solución, pues ve en ello el desamor que mostraron sus padres al tenerla tanto tiempo separada de ellos. En esto percibimos a una Victoria, que se revela ante alguno de los cánones de la sociedad; los de una mujer que para llevar a cabo su trabajo debe renunciar a ciertos privilegios de la maternidad, la activa participación en la crianza de los hijos. Cosa que en el caso de la madre ocurrió, su labor como “secretaria del esposo” la llevó a consumir la mayor parte del tiempo en apoyarlo o viajar junto a él; por lo que la educación de la hija fue por parte de la escuela, la beca en este caso, y los familiares allegados.
Cuando leemos las primeras cartas enviadas a Fernando, nos damos cuenta que estamos ante una Victoria, no totalmente emancipada. Como su madre, se siente desamparada sin el esposo, clama por viajar a su encuentro y disfrutar de la seguridad pasada. A medida que el tiempo avanza y ante la poca correspondencia recibida, vemos que su actitud cambia; no de forma brusca pues las cosas arraigadas en la conciencia, cuesta trabajo desterrarlas. Que mejor ejemplo que el cambio que se produce en la actualidad en Cuba. Presiente que Fernando se aleja. Al principio rechaza la sensación, un amor como el de ellos no puede ser vencido por la distancia. Luego se da cuenta y adopta una actitud razonable, no se indigna pero pide al esposo sinceridad; algo que nunca vemos en Fernando, durante el desarrollo de la novela.
Mediante la correspondencia apreciamos el progreso de la personalidad de Victoria, al principio una mujer dependiente de su hombre, de tal manera que escoge la carrera a estudiar, no porque le guste, si no por el hecho de que le permitiría acompañarlo a la Unión Soviética. Ahora sola y consciente de que la unión podría ser imposible decide probar suerte. La vida sigue y a pesar de la situación tiene dos hijas que criar. Hijas que educa sin las ataduras impuestas por un padre oportunista y una madre que solo tenía ojos para el esposo; tanto que su temor a perderlo, lo lleva a apoyarlo y seguirlo en todas sus aventuras. Sin embargo, Victoria, ahora con una nueva visión e influenciada por los cambios del Periodo Especial, da un giro a su vida. La recatada profesora deviene en merolica, tras la llegada de una vendedora a su casa. Ve abiertos los caminos del comercio y no precisamente por la vía legal. Se convierte en receptora y suministradora de ropa, a vendedoras clandestinas que a su vez llevan la labor a los campos de Cuba. Después viene la paladar y por último el libro que la convierte en escritora. Al terminar de recorrer las páginas, nos hacemos una pregunta. ¿Hay desacralización de lo impuesto por la sociedad? Puede ser, pero me parece una respuesta radical y sobre todo oficialista. Prefiero apelar a la polisemia presente en todo buen relato y pensar: Victoria necesita sobrevivir en un medio adverso y, para lograrlo tiene que hacer uso de su ingenio. Sin embargo, nunca deja a un lado el amor, sea por sus hijas en primer plano o los restantes miembros de la familia; y por último, Octavio que viene a ser el descanso por tanto tiempo esperado.
Conclusiones
Esperamos haber demostrado que “Desnudos bajo la luz”, forma parte de la novelística histórica actual cubana; para ello, nos basamos en conceptos planteados en el curso y en características dadas por los profesores, en sus diversas conferencias; también apelamos a algunos textos que citamos en la bibliografía, lo que permitió enriquecer nuestros conocimientos. Estamos seguros que con lo expuesto, queda claro que la novela se ubica dentro de este género literario.
Nos atrevemos a recomendar por los aspectos que toca, enmarcados en el periodo del triunfo de la revolución hasta la actualidad y por la incomprensión de algunos jóvenes, sobre lo vivido y lo que nos ha llevado a la situación actual, que la novela sea tema de futuros cursos de posgrado, con vista a realizar un estudio más profundo y facilitar su divulgación.
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